
A finales del siglo IX, Wifredo el Velloso, conde de Barcelona,
incorporó otros condados catalanes a sus dominios (Besalú, Cerdeña, Pallars,
Urgel…) , convirtió en hereditarios sus derechos y obtuvo el vasallaje de la mayoría
de los restantes condados catalanes.
Su
nieto, Borrell II, se negó a renovar el juramento de vasallaje al rey franco,
iniciando el camino hacia la independencia política (987).
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